Inside the Living Body (2007) - full transcript

From our first cry to our last breath, our bodies undergo a continuous second-by-second transformation. Every move we make and every outside stimulus triggers a reaction through the skin, bones, organs, muscles and cells. We breathe, on average, 700 million breaths in a lifetime; an adult skeleton is replaced every seven to 10 years; we shed as many as 30,000 dead skin cells every minute; and the food we eat travels 30 feet (9 meters) on its journey through our bodies. Now, the National Geographic Channel (NGC) takes you beneath the skin to reveal how our bodies evolve from birth to old age, and the amazing biological systems we need to thrive. From the producers of NGC's critically acclaimed In the Womb series, Inside the Living Body traces one "everywoman's story", using milestones to examine the everyday workings of a living, functioning body in ways not seen on television until now. Cutting-edge miniature endoscopic HD cameras delve deep inside the mouth, throat, heart, lungs, digestive tract, brain and reproductive organs to shed new light on how and why our bodies do what they do. Stunning photography in this two-hour special reveals universal moments in human development at the most minute level, providing insight into both our own individual metamorphosis and our shared human experiences.

La increíble odisea de la vida

Del nacimiento, a través de la infancia, niñez, pubertad,

adultez y la lenta maduración hasta edad avanzada.

Usando las más recientes técnicas de imágenes médicas

modelos más avanzados,

y gráficos computarizados en 3 dimensiones,

nos embarcamos a un viaje extraordinario por el cuerpo

Esta no sólo es la historia de una vida,

es la historia de todas nuestras vidas,

vista desde una única perspectiva,

desde la profundidad del cuerpo vivo.



El cuerpo viviente.

Han pasado 40 semanas desde que un esperma fertilizó un óvulo

y se creó una nueva vida.

Una sola célula se ha transformado en un bebé completo.

Pero la tranquilidad del seno materno está por terminar.

Estamos a punto de nacer.

Es imposible saber exactamente qué se siente al nacer,

aunque todos hayamos pasado por esto.

Seguro que es sorprendente, y probablemente doloroso.

Lo que los científicos saben,

es que en el momento de nacer experimentamos un pulso de adrenalina

mas intenso todavía que durante un ataque cardíaco.

Este pulso de adrenalina nos ayuda a sobrevivir.

Hace que nuestros pulmones inhalen por primera vez.



Nuestros pulmones nunca han respirado antes,

todavía están llenos de líquido amniótico

corremos peligro de ahogarnos.

Sobre los riñones, la glándulas adrenales inundan la sangre de adrenalina.

Los músculos que nos ayudan a respirar, se contraen de repente,

nuestros pulmones se expanden y tomamos nuestra primera bocanada de aire.

Es la bocanada más importante de nuestra vida - la primera de 700 millones

El aire baja por la tráquea y por miles de bronquiolos

hasta unos 30 millones de pequeños sacos aéreos, los alvéolos.

Éstos absorben el oxígeno hacia nuestra sangre.

y expulsan el dióxido de carbono

que exhalamos con cada respiración.

Ahora se corta el cordón umbilical, la unión fisica entre la madre y el bebé.

Ahora estamos por nuestra cuenta.

Los órganos del bebé deben adaptarse a la vida fuera de la madre.

Es un tiempo difícil y de mucho riesgo.

Nuestro corazón, del tamaño de una nuez,

ya lleva bombeando unos 8 meses.

pero en los primeros días de la vida, hay un problema con él.

Tiene 2 perforaciones, una en la aorta, la otra en el corazón.

En realidad, estas aberturas no son defectos,

son un residuo de la vida antes de nacer,

cuando la sangre circulaba por un sistema de vasos de la placenta.

Las aberturas desviaban casi toda la sangre fuera de nuestros pulmones,

pero ahora que los pulmones están funcionando,

estas aperturas se cierran para siempre.

Ahora el corazón trabaja normalmente,

bombea la sangre por decenas de miles de km de vasos sanguíneos.

Los demás órganos también se van activando.

El hígado ejecuta unas 500 tareas diferentes,

desde generar calor en el cuerpo hasta procesar toxinas.

La función de los riñones es mantener el balance del agua en el cuerpo.

Nuestro tracto digestivo tiene que limpiarse primero,

antes de tomar su primer alimento.

Ahora está lleno de fluido amniótico digerido

y de células muertas.

un material pegajoso y verde, parecido al alquitrán, el meconio.

Es una sustancia corrosiva.

En algunos bebés el meconio puede entrar a los pulmones,

y atacar sus finos epitelios.

pero en el intestino, el meconio es inofensivo.

y es expulsado en las primeras horas.

Los primeros tragos de leche materna aceleran este proceso.

La agitación del nacimiento ha podido terminar ahora,

pero recién empieza la tarea de adaptarse al mundo externo.

Un bebé recién nacido en sus primeros meses de vida.

Es aquí donde empezamos a sentir el mundo que nos rodea.

y empezamos a explorarlo.

La infancia es un período de rápido crecimiento,

tanto dentro como fuera del cuerpo.

El cuerpo humano es un milagro de diseño microscópico.

Pequeños órganos perfectamente formados,

cada uno formado por millones de células que funcionan perfectamentre.

Estas células son las unidades básicas del cuerpo.

ellas nos hacen como somos.

100 billones de células, todas trabajando armoniosamente,

Dentro de cada célula hay el mismo extraordinario aparato -

una máquina que le dice a cada célula como crecer, y qué funciones desarrollar.

Es el ADN, y es único en cada persona.

El ADN es el patrón químico de lo que somos,

las instrucciones que crean a cada nueva persona,

y la envían por el viaje de la vida.

El ADN no sólo determina nuestro parecido y nuestro carácter,

también determina el calendario de nuestras vidas.

decide cuando crecemos, cuando nos desarrollamos, cuando envejecemos,

e incluso cuando morimos.

Pero nuestra vida también está determinada por nuestro entorno,

y por la gente con quienes la compartimos.

Nuestra vida fuera del seno materno es todavía un reto.

Aún cuando nuestra madre nos mantiene calientes,

nosotros no podemos regular nuestra temperatura corporal.

En el útero era 38 grados Celsio.

Aquí en la casa, la temperatura es de 18 grados,

un verdadero choque para el bebé.

El problema es que la región del cerebro que regula la temperatura,

el hipotálamo, todavía está inmaduro.

Nuestro cerebro infantil trabaja a toda marcha.

Ya está realizando 100 trillones de cálculos en cada segundo.

pero nuestro hipotálamo no puede todavía regular la temperatura.

Ahora corremos peligro de hipotermia

La cámara infrarroja muestra la lucha por mantenernos calientes.

estamos perdiendo precioso calor corporal.

Las áreas amarillas muestran donde se pierde más calor.

Por suerte, hemos nacido preparados.

Disponemos de un tejido especial, que nos mantiene calientes.

Es grasa.

No es una grasa cualquiera, es grasa café.

Se encuentra sobre todo en animales que hibernan.

Mucho más que una simple capa aislante,

es grasa está repleta de células especiales,

que generan calor activamente.

Finalmente, casi todas estas células terminan por desaparecer,

a medida que el hipotálamo madura y comienza a regular la temperatura.

Con sólo pocos días de vida, no sabemos casi nada del mundo externo.

Todo lo que hacemos, es por instinto,

incluso el mamar.

La leche materna nos da todos los nutrientes que necesitamos.

Y tomamos medio litro diario.

Pero es mucho más que un super alimento,

también nos protege de peligros escondidos.

Fuera del seno materno, hay bacterias por todas partes -

invisibles y potencialmente mortales.

Nuestra piel está bajo un ataque constante.

Hay 10 veces más bacterias que células humanas en nuestro cuerpo.

Nuestro sistema inmunológico no está desarrollado todavía,

y no podemos defendernos de infecciones de nuestras células.

Pero nuestra madre se encarga de hacerlo por nosotros,

por medio de su leche.

El estrecho contacto entre madre y bebé,

significa que ella absorbe los mismos gérmenes que nos atacan.

Su sistema inmune maduro crea anticuerpos contra estas bacterias.

Luego, con un mecanismo perfectamente diseñado,

ella traslada estos anticuerpos al bebé por medio de la leche materna.

Hasta tanto no se forme nuestro propio sistema inmune, ella nos mantendrá a salvo.

La lactancia crea un lazo profundo entre la madre y el hijo,

un lazo que nos guiará por toda la infancia, hacia el mundo exterior.

6 semanas

A esta edad, hasta una simple salida al supermercado -

significa una sobresaturación sensorial.

Es ruidoso, brillante y oloroso.

Bien arriba, dentro de la nariz, nervios olfativos especializados

flotan en la corriente de aire que respiramos.

Detectan compuestos químicos y envían una señal eléctrica al cerebro.

Nuestro cerebro interpreta estas señales como olores.

Nuestro sentido del olfato es muy sensible.

Pronto aprendemos a reconocer los olores,

y a reconocer a nuestra madre por el olor.

Este extraño nuevo mundo también es muy ruidoso.

Nos bombardean cientos de extraños sonidos nuevos.

Las ondas sonoras hacen vibrar al tímpano.

Al otro lado del tímpano,

estos pequeños huesos, los huesecillos, vibran en sincronía.

Son los huesos más pequeños de nuestro cuerpo.

Son tan pequeños que caben en la punta de un dedo.

Y no crecerán mas, se mantendrán así toda la vida.

Pero sin ellos no oiríamos nada.

Los huesecillos son amplificadores del sonido,

aumentan el volumen 22 veces.

Las vibraciones amplificadas entran al oído interno - la cóclea.

Está cubierta de delicados pelillos.

Cuando llegan vibraciones, los pelillos también vibran.

arriba - pelos de baja frecuencia, en la base - frágiles pelos para sonidos de alta frecuencia.

Cada pelillo 200 veces mas delgado que un pelo de la cabeza.

Con el tiempo, los sonidos fuertes dañarán estos pelillos,

pero a esta edad, están en perfectas condiciones.

Nunca volveremos a oír tan bien como ahora.

Pero en la visión, la historia es diferente.

El mundo es borroso y sin color.

Nuestros ojos no están bien desarrollados,

no podemos fijar bien un objeto,

y nuestro lente tampoco enfoca bien.

El lente invierte la imagen que recibe, pero el cerebro la vuelva a corregir después.

Los bebés no pueden ver colores todavía,

porque la retina, la capa sensible del ojo, tampoco está madura.

La retina tiene 2 tipos de células especiales: conos y bastones.

Ellas convierten la luz en señales eléctricas.

Los que sirven para detectar color, los conos, aún se están desarrollando.

por lo que vemos casi todo en blanco y negro.

Desde la retina, las señales viajan por 2 gruesos nervios

al cerebro occipital, donde procesamos la información visual.

Cuando llega la imagen, empieza el verdadero trabajo.

Nuestro cerebro inmaduro no ha aprendido todavía a interpretar los datos.

pero esto cambia rápidamente.

A los 2 meses ya distinguimos colores y matices.

A los 4 meses ya identificamos caras.

y con 8 meses ya tenemos visión 20/20.

Los ojos del bebé experimentan otro sorprendente cambio.

Cuando nacemos, nuestros ojos son azules.

pero graduamente las células del iris comienzan a formar pigmentos.

el iris adquiere un sorprendente patrón de color

un patrón único en cada uno de nosotros.

También cambiamos en otros aspectos.

En los primeros 3 meses, aumentamos un 25% de peso todos los meses.

Por suerte esta tasa de crecimiento luego disminuye.

Si no fuera así llegaríamos a pesar 134 toneladas al cumplir 4 años.

Casi lo mismo que una ballena azul.

8 meses

Con 8 meses todos nuestros sentidos trabajan correctamente

empezamos a explorar el mundo.

y el sentido que más usamos - es el tacto.

Cuando tocamos algo, los receptores de las puntas de los dedos envían impulsos eléctricos

a través de nervios sensoriales, brazos arriba, a la médula espinal y al cerebro.

Los impulsos viajan rápido, a 320 km/hora.

A veces, incluso esto es demasiado lento.

y nuestro cuerpo reacciona a estímulos dolorosos, como una quemadura, mediante un cortocircuito.

La médula espinal intercepta el mensaje de dolor, envía inmediatamente una respuesta refleja

y quitamos la mano inmediatamente.

Tenemos receptores sensoriales en toda nuestra piel,

pero algunas áreas son más sensibles que otras.

Las manos, la cara y la boca.

Sólo en la lengua, existen 9.000 receptores sensoriales.

Por esta razón los bebés usan sus bocas para explorar el mundo.

Hay otra razón para estas quejas - están saliendo los dientes del bebé.

Los dientes de leche se forman en las encías antes de nacer.

Ahora empiezan a emerger, uno por uno.

Es doloroso, pero es un progreso,

por fin podemos comer alimento sólido.

La digestión comienza en la boca.

Los dientes muelen la comida.

Luego glándulas especiales bajo la lengua bombean saliva.

Ayuda a romper el alimento.

La saliva también lubrica al alimento,

en su viaje de 12 horas y 4 metros por el intestino.

Pasará del estómago al intestino delgado,

y finalmente al intestino grueso.

Ondas contráctiles musculares impulsan al alimento en su viaje,

un proceso llamado peristalsis.

Las contracciones son tan poderosas, que podríamos comer cabeza abajo.

Esta es una visión única de adónde se encamina el alimento.

Por primera vez, una cámara nueva nos da una imagen en alta resolución del viaje por nuestro estómago.

El alimento entra al estómago por una abertura en su extremo superior.

El estómago es un saco muscular, aprieta, amasa y estruja al alimento hasta que se hace líquido.

Al mismo tiempo, el ácido descompone el alimento.

El ácido es tan corrosivo,

que el estómago debe cubrir continuamente sus paredes con mucus para protegerse.

Sin el mucus se formarían úlceras estomacales.

Después de una hora, el estómago presiona al alimento licuado

por un pequeño orificio llamado esfínter pilórico.

El alimento entra al intestino delgado -

un tubo enredado de 3 metros y medio de largo.

Aquí es donde absorbemos casi todos los nutrientes.

Primero el páncreas bombea jugos que neutralizan el ácido estomacal.

Luego la bilis del hígado emulsifica la grasa en pequeñas gotitas.

Gotas pequeñas son mas fáciles de absorber por el intestino.

Las paredes internas del intestino delgado, están cubiertas de proyecciones microscópicas llamadas vellosidades.

Esto aumenta la superficie del intestino, facilitando la absorción de los nutrientes.

Luego de una hora y media, el intestino ha absorbido casi todos los nutrientes del alimento.

Lo que sobra entra al intestino grueso por esto, el esfínter ileocecal

Es una válvula que impide que el alimento se devuelva.

Ahora ya quedan pocos nutrientes sin absorber,

la tarea principal del intestino grueso es recuperar el agua.

Lo que queda es una mezcla de residuos de alimento, células muertas

y montones de bacterias.

Estas bacterias del intestino grueso no son infecciosas,

producen enzimas que descomponen carbohidratos complejos del alimento,

que de otra forma no podríamos digerir.

Finalmente, después de unas 12 horas, expulsamos lo que queda de la comida.

A la edad de 1 año, empezamos a interactuar con nuestro mundo.

Ya somos más independientes de nuestra madre.

y ahora que podemos gatear, empezamos a explorar por nosotros mismos.

Ya podemos gatear porque nuestros huesos son más fuertes.

Y es necesario, porque ya somos bastante pesados.

Cuando nacemos, nuestro esqueleto es casi todo cartílago,

el mismo material de nuestras orejas.

El cartílago es flexible, es lo que nos permitió pasar por el canal del parto.

Pero después de nacer, un esqueleto suave constituye un problema.

El cartílago es demasiado débil para sostener el cuerpo que crece y proteger órganos vitales.

Por ello se endurece gradualmente hasta volverse hueso.

Células llamadas osteoblastos,

acumulan minerales que transforman el suave cartílago en duro hueso.

Algunos huesos también se fusionan.

Cuando nacemos, tenemos espacios entre las placas de nuestro cráneo

Esto permite que el cráneo se deforme durante el nacimiento.

Durante el primer año de vida, estos espacios llamados fontanelas,

se cierran gradualmente hasta que el cráneo queda completo.

A medida que crece el esqueleto, crece nuestro deseo de movernos.

Estamos a punto de alcanzar uno de los mayores logros de nuestra vida -

aprender a caminar.

La clave para caminar no es la fuerza,

es el balance, y el secreto para poder pararnos

está escondido en la profundidad de nuestros oídos.

Detrás de los huesecillos, que usamos para oír, hay 3 estructuras en forma de canales redondos.

Cada canal tiene el tamaño de una moneda pequeña y están orientados en los 3 planos del espacio.

Estos canales semicirculares son parte del oído pero no tienen que ver con la audición.

Están llenos de líquido y funcionan como un nivel de burbuja.

Nos dicen lo que está arriba y lo que está abajo.

El líquido en su interior choca con pelillos sensoriales dentro de los tubos.

Estos pelos envían datos al cerebro acerca de nuestra orientación y la dirección de nuestros movimientos.

Nos dan el balance necesario para pararnos sobre dos piernas.

Y una vez aprendido el balance, ya estamos mucho más cerca de caminar.

Ahora ya no hay límites de adónde podemos ir

y de lo que podemos hacer.

Desde un bebé, hacia un infante

Estamos a punto de empezar nuestros años más formadores.

Una época en que pondremos nuestro cerebro a prueba

para desarrollar un nuevo sistema.

De la infancia a la niñez

Aún crecemos rápidamente

y aprendemos a ponernos de pie.

El siguiente es un reto enorme y único

aprender a hablar.

2 años

La mayoría de nosotros empieza a hablar al primer cumpleaños,

pero con 2 años, aprendemos 10 palabras nuevas cada día.

Esta es el área de Broca, la región celebral responsable del procesamiento del lenguaje.

Con ella podemos crear frases y comunicar pensamientos complejos.

El lenguaje es lo que nos separa de otros animales.

Al hablar, intercambiamos pensamientos e ideas.

Podemos enseñar a nuestros hijos no sólo mostrando las cosas, sino también diciéndoselas.

A medida que se desarrolla el cerebro, ganamos otras cualidades, específicamente humanas.

Nos percatamos de nuestra identidad y nuestra individualidad.

Aprendemos a pensar por nosotros mismos.

Nos hacemos conscientes de nosotros mismos, como individuos.

Creamos memorias que durarán toda la vida.

5 años

La niñez humana es única.

Pocos otros mamíferos pasan tanto tiempo de su vida preparándose para la adultez.

Esto significaría una gran pérdida de tiempo.

En relación con su esperanza de vida, muchos animales, como los perros por ejemplo,

ya se estarían reproduciendo.

No así nosotros, los humanos.

El calendario de nuestro reloj de ADN

retrasa el momento de nuestro desarrollo sexual,

para ganar tiempo para una cosa -

aprendizaje.

Nos toma más de una década aprender todo lo que necesitamos

para la vida adulta,

y finalmente para que seamos padres, nosotros mismos.

En nuestra niñez, estamos bien preparados para aprender.

Nuestro cerebro es una masa de 100.000 millones de células, llamadas neuronas.

Entre todas, generan suficiente electricidad para mantener un bombillo encendido todo el día.

Las neuronas se comunican por medio de impulsos eléctricos.

Cada impulso es un pedacito de pensamiento y de memoria.

Cuando oímos una palabra nueva, nuestros oídos la convierten en impulsos eléctricos que suben al cerebro.

El cerebro aprende porque las conexiones entre las neuronas no son permanentes.

El cerebro modifica las conexiones una y otra vez.

Las neuronas emiten tentáculos que forman constantemente nuevas conexiones.

Estas zonas de contacto se llaman sinapsis.

Sustancias químicas, llamadas transmisores, saltan estos espacios, haciendo que los impulsos eléctricos atraviesen las sinapsis.

Las nuevas conexiones forman un patrón - una nueva memoria.

Nosotros aprendemos al establecer nuevas conexiones entre las neuronas,

y reforzándolas por constante repetición.

Cuanto mayor el refuerzo, más probable que el recuerdo permanezca.

9 años

Y si, mas tarde, alguien nos pide recordar alguna memoria,

el mismo patrón de neuronas se reactiva.

y recordamos la respuesta correcta.

Debido a que el cerebro crece rápido en la niñez,

millones de conexiones nuevas se establecen todo el tiempo,

haciendo que la niñez sea el mejor tiempo para aprender.

El aprendizaje tiene muchas formas.

No sólo en clase, sino también en el mundo en general.

Aprendemos por la experiencia, aunque a veces sea desagradable.

En la juventud estamos programados para aprender cosas nuevas,

y por ello a veces nos arriesgamos.

Por suerte, la máquina está bien ajustada,

y es capaz de repararse a sí misma cuando se daña.

Un corte en la rodilla, es parte de la niñez.

Tan pronto como se rompe la piel, los mecanismos de reparación del cuerpo entran en acción.

Se contraen primero los capilares sanguíneos para reducir la hemorragia.

Luego, las plaquetas, un tipo de célula sanguínea,

hacen la sangre más viscosa, hasta que coagula.

Al final, el coágulo forma un tapón que detiene la hemorragia.

Nuestras células se multiplican prolíficamente,

no sólo para aumentar su número en el cuerpo,

sino también para reemplazar tejidos gastados con versiones nuevas y más fuertes.

Es el mismo proceso de crecimiento celular, el que sana las heridas.

De hecho en la juventud la sanación es tan buena, que no queda ni la cicatriz.

La niñez también es el tiempo en que se expanden nuestros horizontes.

Interactuamos con más y más gente.

Pero la mayor sociabilidad nos expone a mayores riesgos de infección.

Por suerte, nuestro cuerpo cuenta con todo un arsenal de defensas contra gérmenes.

Cejas, pestañas, pelitos en los oídos y en la nariz detienen bacterias del aire.

Sudor, lágrimas y mocos las eliminan por lavado.

Y la piel elimina constantemente su capa externa de células,

junto con las bacterias pegadas a ellas.

La boca es especialmente vulnerable.

Nuevos descubrimientos han encontrado que los patógenos encuentran aquí un medio tan propicio,

que si pudieran continuar hasta órganos vitales como el corazón,

el resultado podría ser fatal.

Por suerte, el cuerpo tiene un arma secreta.

La saliva contiene lisozimas, una enzima desarrollada para destruir bacterias.

Aunque pequeñas, las glándulas salivales generan 1 litro y medio de saliva

cada día.

Cuando un patógeno como la varicela

logra atravesar estas defensas externas,

nuestro sistema inmune debe reaccionar para evitar infecciones serias.

Miles de pequeños virus viajan por la sangre.

El virus penetra a una célula y fabrica miles de copias de sí mismo.

Luego la célula infectada se rompe,

diseminando más virus por todo el cuerpo.

Las señales externas de la varicela son sarpullido en la piel y alta temperatura.

La fiebre que viene con la infección es una señal de que el cuerpo se está defendiendo.

El calor frena el desarrollo de la enfermedad,

porque los virus no se reproducen tan bien en el calor.

El sistema inmune entra en acción.

Leucocitos de la sangre se colocan sobre células infectadas

y les inyectan proteínas tóxicas.

Esto mata a la célula, pero también a los virus.

Las pústulas de la piel nos muestran la batalla entre el sistema inmune y los virus de la varicela.

Cada una de ellas contiene restos de células y miles de virus muertos.

Puede ser desagradable,

pero sufrir estas enfermedades en nuestra juventud

es vital para el desarrollo del sistema inmune.

Nuestro cuerpo produce "moléculas memoria" contra los antígenos de los virus.

Antes dependíamos de los anticuerpos de la leche materna,

ahora los fabricamos nosotros mismos.

Si nos ataca la misma enfermedad cuando somos adultos,

los anticuerpos permiten que el cuerpo reconozca a los virus al instante,

y los leucocitos los exterminan antes de que puedan instalarse.

Es por esto que la niñez es el momento ideal para vacunarse.

Vacunas son dosis inofensivas de algunas especies de virus

como rubeola, paperas o poliomelitis,

que impulsan al cuerpo a crear anticuerpos

igual que si se hubiera infectado.

A los 11 años de edad, la niñez casi ha terminado,

estamos a punto de cambiar como nunca antes.

Estamos al borde de la adultez.

Pero primero está el pulso hormonal de la pubertad.

La pubertad no tiene un calendario fijo.

Puede venir en cualquier momento, según nuestro reloj de ADN, nuestro estilo de vida e incluso nuestra alimentación.

En todos nosotros, seamos hombres o mujeres, comienza en el cerebro.

En su base, el hipotálamo,

la misma región que controla la temperatura corporal,

La pubertad comienza cuando el hipotálamo libera la proteína

Kisspeptina al cerebro.

La kisspeptina dispara la liberación de otras hormonas en todo el cuerpo.

Ellas estimulan la madurez de los órganos sexuales.

En las chicas, esto significa ovulación.

Por primera vez una vista en alta definición de los ovarios,

estos órganos blancos.

Esta película única del Centro de Fertilidad de la Costa de Oro,

muestra algo increíble.

Un óvulo, dentro de una burbuja de líquido protector.

En la ovulación, la burbuja se rompe

y el óvulo viajará por la trompa de Falopio

donde podrá ser ya bien fertilizado o se perderá en la menstruación.

Desde el inicio de la pubertad, la ovulación ocurre una vez al mes.

Pero los ovarios comienzan con otra tarea importante.

Empiezan a liberar hormonas al flujo sanguíneo,

incluyendo estrógenos.

Tienen efectos dramáticos y duraderos

sobre el desarrollo emocional y físico.

Tanto chicos como chicas experimentan un pulso de crecimiento.

Cada dia que miramos al espejo, nos encontramos con una nueva cara.

Y el cuerpo entero se hace casi irreconocible.

Las chicas se vuelven mujeres, los chicos hombres.

Los cerebros masculinos también liberan kisspeptina en la pubertad.

Un chorro de hormonas estimulan a los testículos para que produzcan esperma.

Los testículos aumentan unas 10 veces la producción de testosterona -

la hormona que transforma un joven en un hombre.

La laringe se abre y se proyecta hacia delante.

las cuerdas vocales se hacen más anchas.

y estas cuerdas más largas vibran ahora en un tono más bajo.

La voz se hace más grave.

La testosterona también estimula el crecimiento del vello corporal

y duplica la masa muscular.

Estos son cambios que podemos ver y oír,

pero también cambiamos por dentro.

En el cerebro los circuitos neuronales sufren grandes cambios.

El resultado es una transformación de nuestro ánimo y nuestro carácter.

Ambos sexos viven un torrente de emociones nuevas,

pero hay una que las gana a todas.

Por primera vez ambos sexos encuentran atractivo al sexo contrario.

Desde adentro, nuestros cuerpos se llenan de sensaciones nuevas,

el pulso acelera, nuestra presión sanguínea sube.

Nuestros labios se hinchan, las mejillas enrojecen.

Esto son señales que deseamos a alguien.

Y a veces este deseo resulta ser mutuo.

En la adolescencia, otro hito importante de la vida

nuestro primer beso.

En las 2 primeras décadas de la vida

el cuerpo humano logra algo casi milagroso.

Hemos aumentado unas 4 veces de altura,

hemos aumentado unas 21 veces de peso,

hemos digerido unas 9 toneladas de alimento,

nuestro corazón ha latido mas de 1.000 millones de veces,

y nuestros pulmones han respirado unas 200 millones de veces.

Por fin, estamos listos, en cuerpo y en pensamiento, para ser adultos.

Desde "teens" a "twenties"

el rápido crecimiento de la niñez y de la pubertad

cede ante una nueva fase de la vida -

la adultez.

Los años 20 son nuestros mejores años, tanto fuera como dentro del cuerpo.

Nuestro cuerpo deja de crecer,

pero nunca deja de cambiar.

Nuestros órganos y tejidos se componen de trillones de células.

Con el tiempo se gastan y se dañan.

Nuevas células crecen y se multiplican para reemplazar a las viejas.

Con el tiempo, órganos enteros se renuevan.

En la práctica, tenemos un cuerpo nuevo cada 2 años.

Algunos tejidos se regeneran aún más rápido.

Es por esto que debemos venir aquí, para tratar el cabello y las uñas.

Los pelos están hechos de densas células de la piel modificadas.

Cada pelo nace de un folículo piloso empotrado en la piel.

Las células modificadas crecen aquí,

y luego mueren empujadas hacia afuera por nuevas células.

En un año, producimos la increíble cantidad de 11 km de pelo en todo el cuerpo.

Nuestro pelo crece, querramos o no.

Sin embargo, otras partes del cuerpo

sí están en parte bajo nuestro control.

Decisiones que tomamos ahora, como el hacer ejercicio,

nos afectan para el resto de nuestras vidas.

El ejercicio fortifica el corazón,

es el músculo mas trabajador del cuerpo.

El ejercicio también aumenta la eficiencia del músculo cardíaco,

en cada contracción se bombea mas sangre,

lo que permite al corazón latir más despacio.

En los pulmones la historia es similar.

El ejercicio causa el crecimiento de más capilares,

de forma que absorbemos más oxígeno con cada respiración.

También inhalamos bocanadas más grandes,

de forma que se llena hasta el último pequeño alvéolo de los pulmones.

El área superficial de todos estos saquitos es enorme,

si los aplanáramos todos, cubrirían una cancha de tenis.

El ejercicio también refuerza nuestro esqueleto.

Al hacer fuerza tensionamos nuestros huesos.

Esto estimula a las células del hueso a renovarlo.

Células especializadas, llamadas osteoclastos,

eliminan todo el hueso dañado,

otras células - los osteoblastos,

lo vuelven a formar con nuevos y mejores materiales.

El resultado es hueso denso y fuerte.

Al mismo tiempo

nuestros músculos también crecen.

Esto es una nueva técnica de imagen que combina escaneos de altísima resolución

con el poder de procesamiento de supercomputadoras.

Se llama Volumedic

Y muestra como

mas de 650 músculos esquelético s,

forman como el 30% de nuestra masa corporal.

Los músculos están hechos de haces de fibras.

Un ejercicio fuerte puede romper algunas de estas fibras.

Cuando nuestras células reparan después el daño,

ellas añaden mas material.

Los músculos crecen otra vez más grandes y fuertes.

Tomamos todo el tiempo decisiones,

pero infortunadamente, algunas decisiones no son beneficiosas.

Algunas escogencias nos exponen a daños que ni nuestras jóvenes células pueden reparar.

Las fiestas son parte de la vida en los veinteañeros.

Todos sabemos que el humo daña a los pulmones.

Pero el humo no es el único peligro aquí.

Desde que nacemos, nuestros oídos se dañan gradualmente por ruidos demasiado intensos.

El problema está en lo profundo del oído, dentro de la cóclea.

Estos finos pelitos, los estereocilios, convierten el sonido en impulsos nerviosos,

y son sumamente frágiles.

Ruidos fuertes destruyen estas células irremplazables.

Se afectan sobre todo los cilios que responden a las frecuencias altas.

probablemente porque ruidos fuertes de alta frecuencia

los sacuden con mucha más violencia.

El efecto es débil y no se nota todavía,

pero el rango de frecuencias que detectamos ya está disminuyendo.

Otra fuente de posibles daños - el alcohol.

Aunque el consumo social de alcohol es parte de nuestra adaptación,

el alcohol sigue siendo un veneno.

A medida que lo absorbemos a la sangre

afecta tanto a nuestros órganos como a nuestro estado mental.

Pocos tragos ya aumentan la frecuencia cardíaca y la presión sanguínea,

hacen que nos sintamos relajados,

que perdamos nuestras inhibiciones y nuestra coordinación fina .

Estas sensaciones son el resultado de reacciones químicas

dentro del cerebro,

especialmente en esta región - el cerebelo,

la región responsable de la coordinación y el balance.

El alcohol causa un desbalance químico en las neuronas.

Mientras algunas sinapsis son estimuladas, otras se bloquean.

y cuanto más bebemos, más se afectan las sinapsis.

El alcohol también hace creer al cerebro que hemos bebido demasiada agua

y pone a los riñones a trabajar en demasía,

expulsando un líquido valioso a la vejiga urinaria.

Tal vez no nos sintamos deshidratados ahora,

pero la mañana siguiente será otra historia.

Luego de una fiesta, es el hígado que debe hacer la limpieza.

El hígado es el centro de control bioquímico del cuerpo.

Ejecuta más de 500 funciones diferentes.

Una de ellas es convertir venenos en sustancias inofensivas,

y uno de los venenos es el alcohol.

El proceso requiere agua,

y el hígado la toma de donde sea.

El cerebro contiene un 75% de agua.

Cuando el hígado pide agua, es el cerebro el que sufre.

Agua y minerales son extraídos y el cerebro se encoge separándose del cráneo.

Experimentamos un dolor de cabeza muy particular - la resaca.

La mejor cura para ello - beba agua.

El tiempo pasa y vamos conociendo nuestros límites.

Hay nuevos retos en el horizonte.

Ya es hora de encontrar el amor y tener hijos propios.

Muchos de nosotros encuentran su pareja en el trabajo.

30 años

Podemos pensar que la atraccion es social o física,

pero mucho de ello también es biológico.

Usamos nuestros ojos para evaluar a la pareja,

pero el parecido físico no es todo.

La atracción también tiene que ver con el olor.

En nuestras narices, los nervios olfativos hacen algo más que detectar olores.

También detectan sustancias que no podemos oler.

feromonas.

mensajeros hormonales inodoros que liberamos en nuestro sudor.

Feromonas son algo más que un perfume natural del cuerpo,

contienen información detallada de nuestra salud genética

y de nuestra habilidad para resistir enfermedades.

Nuestros cerebros detectan estas señales

y nos ayudan a escoger una pareja con los mejores genes.

Pero el amor - no es sólo una emoción.

También tiene que ver con la química.

Cuando vemos una posible pareja, liberamos adrenalina al torrente sanguíneo.

el corazón late fuerte, no podemos dormir.

Y luego a medida que nos acercamos y nos involucramos

más con nuestra pareja, otra hormona entra en juego -

nuestro cerebro se inunda de dopamina.

La hormona de sentirse bien.

Tan potente como la cocaína, provoca euforia y es adictiva. Hace que querramos más.

Finalmente, luego de pasar algún tiempo juntos, empezamos a pensar en la fase final del amor -

compromiso, matrimonio e incluso hijos.

El amor, tanto químico como emocional, es el vencedor.

Es una relación que esperamos dure toda la vida.

y el proceso de vínculo a largo plazo también es de índole química.

El sexo no es sólo procreación o recreación.

También refuerza el vínculo entre los amantes.

Durante el orgasmo, los hipotálamos de ambos inundan sus cuerpos de oxitocina -

el refuerzo del vínculo.

Es la misma hormona,

que nos liga a nuestra madre cuando somos bebés.

Cuanto más sexo tengamos, más oxitocina produciremos,

y más fuerte será el vínculo entre ambos.

Algunos antropólogos creen que la oxitocina

podría ser la solución evolutiva para crear entre los padres

un vínculo suficientemente fuerte

para aguantar las pruebas de la paternidad.

Y ya llegó el tiempo de la paternidad.

Un óvulo - la célula más grande del cuerpo humano - madura

y se desprende del ovario.

Empieza el mismo viaje mensual que otros cientos han hecho antes de él.

Mientras que otros se perdieron en la menstruación,

éste está destinado a convertirse en un bebé.

300 millones de espermios -

las células más pequeñas del cuerpo,

entran a la vagina durante la eyaculación.

Tienen por delante un viaje difícil.

Primero deben sobrevivir al ambiente hostil de la vagina,

cuyas secreciones tienen la misión de prevenir infecciones bacteriales,

pero también matan a los espermas.

La mayoría muere antes de llegar al cervix.

Los espermas sobrevivientes entran al útero y a las trompas de Falopio.

Contracciones musculares de las paredes del tubo de Falopio

ayudan ahora e impulsan a los espermas hacia el óvulo.

Sólo unos pocos cientos llegan tan lejos.

Y uno solo logrará fertilizar a l óvulo.

Esto realmente es sobrevivencia del más apto -

sólo el esperma más viable, con el mejor ADN,

sobrevive y transmite sus genes.

Por ahora, no hay señal de lo que ha sucedido.

Somos totalmente inconscientes de que vamos a entrar a un nuevo capítulo de nuestra vida.

En las siguientes 40 semanas

una célula de desarrollará hasta convertirse en bebé.

A menudo el primer síntoma son náuseas matutinas.

Nadie sabe exactamente qué las causa,

una teoría es que protegen al feto de las toxinas de los alimentos,

que podrían dañar a sus pequeños órganos en esta fase crítica de su desarrollo.

Otra teoría es que las náuseas se deben a que el sistema inmune de la madre

se debilita para prevenir un ataque al embrión en desarrollo.

El feto es efectivamente un parásito.

Chupa la energía de la madre y toma lo que necesita de su cuerpo.

Tiene su propio aparato de sobrevivencia - la placenta.

Aquí la sangre materna entrega nutrientes a través de una membrana

a la sangre fetal.

Gracias a esta continua nutrición,

el bebé crece más de 850 gramos en 10 semanas.

y el útero aumenta su tamaño más de 1000 veces para poder contenerlo.

La historia de la vida humana continua.

Desde los primeros años de la adultez hasta la alegría de ser padres

A medida que nuestros hijos envejecen, también lo hacemos nosotros.

Nuestros cuerpos están por enfrentar el reto siguiente.

En este momento de la vida, nuestro cuerpo ya ha pasado su mejor época.

Ya llevamos muchos años envejeciendo,

pero sólo ahora, en los 40, empezamos a notar realmente cambios en nuestra apariencia.

Nuestro cuerpo cambia y empieza a mostrar su edad.

El efecto acumulado de muchos años al sol causa los primeros síntomas -

nuestra piel se arruga.

Desde el nacimiento, hemos estado reemplazando la piel a una tasa increíble.

Podemos producir mas de 40.000 células epiteliales nuevas cada minuto.

Ellas reemplazan las células muertas que descamamos constantemente.

Con 45 años, hemos producido mas de 180 kg de polvo hecho de células muertas.

Nuestras células epitelialos no son nunca mas de una mano llena, incluso a esa edad.

Las arrugas no se generan por daño a las células.

El problema es la sustancia que las mantiene unidas - el colágeno.

La radiación ultravioleta en la luz solar dispara una reacción molecular en cadena

que degrada el colágeno.

Sus fibras se adelgazan y se rompen.

En nuestra edad madura, la piel pierde su elasticidad,

y se llena de arrugas.

Al entrar a los 50 años,

nuestro metabolismo corporal puede ir disminuyendo,

pero no nuestro estilo de vida.

Tenemos una familia que crece,

y una carrera que nos exige.

Y esto puede crear a otro asesino -

el estrés.

Todos reconocemos los signos externos del estrés -

manos sudorosas, sofocos respiratorios, sensación de mareo.

pero el mayor daño ocurre dentro de nuestro cuerpo.

Cuando nos estresamos

el cuerpo cambia instintivamente a modo "luchar o huir".

Dos hormonas, adrenalina y cortisol pasan de la glándula adrenal al torrente sanguíneo.

Esto hace que los músculos se contraigan,

las arterias se constriñan, el corazón late mas rápido y la presión sanguínea aumenta.

Hemos desarrollado evolutivamente el reflejo "luchar o huir"

para responder al ataque de depredadores.

Pero no podemos escapar a nuestro propio depredador.

La continua presión de ser padres y tener que trabajar,

y no hay alivio para nuestro cuerpo.

Es la evocación constante del reflejo "luchar o huir"

lo que daña nuestro cuerpo.

El estrés puede dañar nuestro sistema cardiovascular,

acelerando el envejecimiento de los vasos sanguíneos.

La alta presión sanguínea daña las células de las paredes arteriales.

Se vuelven gruesas y tiesas.

Sobretodo aquí, en la mayor arteria - la aorta.

Arterias con paredes inelásticas

restringen el flujo sanguíneo en el cuerpo.

La presión sanguínea aumenta, el corazón debe trabajar más.

Es un círculo vicioso.

Cuanto más nos estresamos,

más dañamos nuestros vasos sanguíneos.

Y con los vasos dañados, menos podremos contrarrestar los efectos del estrés.

Si el estrés se sale de control,

el corazón puede aumentar de tamaño,

en su lucha por forzar la sangre

a través de vasos más estrechos e inelásticos.

Presión sanguínea alta puede también causar la ruptura de vasos en el cerebro,

causando derrames cerebrales.

La mayoría de nosotros aprende a manejar el estrés,

pero para las mujeres a la edad de 50 años,

hay otro factor que complica el problema.

menopausia.

Durante la menopausia

los ovarios se quedan sin óvulos.

También dejan de producir las hormonas sexuales

estrógeno y progesterona.

Es el fin de la vida reproductiva de la mujer.

A medida que el nivel hormonal baja,

hay un desbalance en las regiones cerebrales

responsables del ánimo, sueño y control de temperatura.

Si el hipotálamo se desvía de su curso,

ocurren calenturas y sudoraciones, momentos en que el cuerpo no regula correctamente.

No sólo se afecta el cerebro,

también se debilitan los huesos y la musculatura.

Durante toda su vida, la mujer se acostumbró a estas hormonas.

Ahora han desaparecido,

y el proceso de envejecimiento se acelera.

Cuando los hijos dejan la casa,

y nos retiramos del trabajo,

nuestro cuerpo entra a una nueva fase de la vida.

Ha llegado la edad avanzada.

Durante 70 años hemos crecido desde un bebé hasta un adulto.

De niño, a padres

y luego a abuelos.

El envejecimiento ya había empezado algunas décadas atrás.

Ahora hemos llegado al umbral de la edad avanzada.

Es el último capítulo en la odisea de la vida.

Cuando nos retiramos del trabajo, nuestro estilo de vida se hace más lento.

Nuestro cuerpo también baja la velocidad.

Los signos externos de la vejez son sólo una parte de la historia.

Se afectan nuestros sentidos.

Hemos ido perdiendo los pelos sensoriales de la cóclea que usamos para oir,

desde que nacimos.

Ahora han desaparecido casi todos los pelos de alta frecuencia.

Estamos perdiendo también los pelos sensoriales de baja frecuencia.

La articulación de los huesecillos pegados al tímpano se va entiesando.

Lentamente van quedando inmóviles.

En estos días nos cuesta oír bien.

Nuestra visión también empeora.

Los lentes de nuestros ojos se endurecen

e incluso cambian de color:

de un azul transparente a un amarillo-café opaco,

el resultado de la exposición vitalicia a la luz ultravioleta.

La mayoría de nosotros no se percata de estos cambios.

El cerebro consigue en parte compensarlos.

La vejez también tiene un efecto dramático sobre el esqueleto.

Muchos de nosotros pueden sufrir osteoporosis.

Las células óseas siguen trabajando duro, destruyendo hueso viejo

y reemplazándolo por hueso nuevo.

Pero la vejez cambiar el balance entre ellas,

los osteoclastos destruyen hueso más rápido que lo que los osteoblastos construyen.

Lo que queda es mucho espacio vacío con pocas y frágiles fibras óseas.

Nuestro hueso se desmorona lentamente.

Y huesos rotos se vuelven un peligro muy real.

Ocurre en ambos sexos,

pero los cambios hormonales de la menopausia

aceleran la pérdida de hueso más en las mujeres.

La vejez - es uno de los grandes misterios de la vida.

Por qué cambia tanto nuestra apariencia

entre los 40 y los 70 años de edad?

Es mas que un simple desgaste,

es un proceso que afecta cada una de las células de nuestro cuerpo.

Todos los días, las células se multiplican por miles de millones.

También se copia el ADN que contienen.

Al morir las células viejas,

las nuevas toman su lugar.

El problema es,

que este sistema de clonación no es perfecto.

Cualquier defecto en el ADN también se copiará.

Durante nuestra vida, hacemos tantas copias de nuestras células,

que incluso los más pequeños defectos se van acumulando en el tiempo.

Es lo mismo que usar una fotocopiadora.

Copias hechas de otras copias,

van perdiendo calidad.

En nuestra cara

hemos estado reemplazando el hueso cada 2 años

desde que nacimos.

Nuestra cara a los 70 años

es la copia número 35 de nuestra cara de bebé.

Los defectos se exageran con cada copia,

de forma que cuando alcanzamos edad avanzada,

nuestra cara es realmente diferente.

Otra de las causas de la vejez - está en el aire que respiramos.

Necesitamos oxígeno para vivir.

Pero durante nuestra vida

nos va envenenando lentamente.

Dentro de cada una de nuestras células

nuestros mitocondrios son verdaderas plantas de energía,

combinando nutrientes con oxígeno

crean la energía que necesitamos,

pero como en toda planta de energia

también producen contaminación.

En este caso la polución es una forma del mismo oxígeno.

Las moléculas de oxígeno cambian a formas inestables llamadas radicales libres.

A lo largo de toda la vida, estos radicales libres

sofocan lentamente a las mitocondrias

y dañan nuestras células.

Nuestras células y el ADN se dañan cada vez más

y ya no pueden duplicarse.

Nuestro cuerpo ya no puede reparar adecuadamente nuestros órganos,

y éstos finalmente fallan.

La muerte, como la vida, es un proceso biológico increíble,

incorporado a las células del cuerpo.

Lo mismo que nuestro ADN

fija el calendario de nuestro desarrollo,

también pone un límite a la duración de nuestra vida.

Cada vez que una célula se copia a sí misma,

pierde un pedacito de ADN.

Luego de billones de divisiones

se pierde tanto ADN,

que las células finalmente pierden del todo el poder de reproducirse.

La muerte no es instantánea.

Es un apagado gradual de tejidos y órganos.

Se cree que el corazón con sus últimos latidos, inunda el torrente sanguíneo con endorfinas,

el anestésico natural del cuerpo.

Desprovistos ahora de oxígeno,

los tejidos ya no pueden funcionar.

A los 10 segundos, ya baja la actividad eléctrica del cerebro.

A los 4 minutos está dañado sin remedio.

La audición es el último sentido que se pierde.

Incluso después de la muerte, algunas células siguen vivas.

A las 24 horas, todavía se pueden dividir algunas células de la piel.

Y pasarán increíbles 37 horas, antes de que la última neurona

dispare su último impulso eléctrico.

Pero la vida sigue.

Para algunos de nosotros

podría continuar bastante tiempo.

Las tendencias actuales muestran que niños nacidos hoy en Occidente

pueden vivir 80 años y más.

E incluso luego de haber partido

seguimos viviendo en nuestros seres queridos.

Nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos llevan nuestros genes

en cada una de sus células.

También llevan recuerdos de nosotros,

los momentos que compartieron de nuestra extraordinaria odisea.

Todos los viajes deben terminar algún día,

y qué clase de viaje ha sido éste!

Subtítulos en castellano por:

Jorge Günther Nonell