Broken Silence (2001) - full transcript

Winter, 1944. Lucía at 21 returns to her small village in the mountains. She again meets Manuel, a young iron-smith who helps "those in the mountain", the "maquis", the anti-Franco resistance. Lucía is attracted to Manual, because of his smile and the bravery of those men who continue fighting for their ideas, even at the cost of their own lives. When Manuel is pursued (by Franco's Civil Guard) he flees to the mountain and Lucía discovers the reality of political repression, the silence, the horror and fear.

SILENCIO ROTO

OTOÑO 1944

- ¿Cómo estás?
- Bien.

Eres Lucía, ¿no?

Sí.

Soy yo, Lola.

¡Lola!

¡Ya eres una adulta!

Tú también.

¿Te acuerdas del hijo de Damián?

- ¿Eres Sebas?
- Sí.



Pero ahora todos me dicen
el ovejero.

Vamos, tu tía está esperando.

¡Lola!

El domingo bajaré a las 10,
acuérdate.

Sí.

Cuánto tiempo, no lo puedo creer.

¿Dónde está Manuel?

En la herrería. Luego lo vemos.

¿Cómo estás, hija?

- ¿Cómo está tu madre?
- Bien.

¿Y tus hermanos?

Están todos bien.

No se puede negar de quién es hija.

¡Don Hilario!



¿Me recuerdas?

De usted y de las tareas
que le dio a mis hermanos.

Mi padre decía que un buen maestro
debe ser exigente.

Tu padre sí que era todo un hombre.

Subamos la maleta y saludas a tu tío.

Encárgate, enseguida bajamos.

Qué grande está Don Hilario.

La cárcel.

Lo encarcelaron poco después
de que te fuiste.

Hace solo tres meses que salió.

Ves el estado en el que estoy.

Y tu tía trabaja a morir.

Es un trabajo fácil.

Solo hay que vender y ser agradable.

No se preocupe, tío.

A tu edad, muchos...

Deja de sermonearla.

¿Es todo lo que puedes decirle
después de 9 años?

Vamos, es increíble.

¿Qué hace Hilario
si no lo dejan enseñar?

Tú lo viste.

Pasa todo el día en la taberna
y enseña por la noche.

¿Y vive de eso?

Apenas.

A veces viene cuando tiene hambre.

No somos ricos, pero sigue siendo
el favorito de mi madre.

Veamos si me reconoce.

¡Maldito Judas!

¿Eres Lucía?

¡Maldito Judas!

¡Es Juan!

Apenas caminaba cuando me fui.

Manuel.

Rápido, ve y dile a Julia.

Le diré a mamá que no salga.

Iré al cuartel.

¿Qué pasa?

Hace dos años, padre se fue
con los del monte.

¿Todavía queda gente en el monte?

Sí.

¿Y qué hacen?

Solo están ahí.

Pero pronto bajarán.

Ya verás.

Será mejor que te vayas a casa.

¿Por qué? ¿No puedo ir contigo?

Como quieras.

No deberías venir.
Mañana todos lo sabrán.

¿Y? ¿Te has olvidado de mi padre?

No, por eso te lo digo.

Quédate aquí.

No es uno de los suyos,

pero no se ilusionen.

Tarde o temprano caerán.

La guerra terminó hace años.

Algunas nunca terminan

Como esta.

No diga tonterías, tía.

¿No escucha la radio?

Siempre hablan de estos
últimos cinco años de paz.

Ellos sabrán.

Conoces el dicho:

"Peleas de extraños, terminan al año,
peleas de familia duran toda la vida."

Si siguen en el monte, será por algo
que valga la pena.

Nadie se arriesga en vano.

Hija, ojalá fuera así de simple.

La gente habla, pero...

en el fondo, la envidia
los devora por dentro.

No confíes en nadie, Lucia. En nadie.

Solo en tus instintos.

Nada más.

Me alegra que hayas venido.

Esta casa es muy grande.

A veces tengo miedo de dormir sola.

Hacía tiempo que no la cantaban.

¿Eres la sobrina de Teresa?

- Me llamo Sole.
- ¡La esposa del jefe!

Me asustó.

¿Qué tiene de malo?

No dije eso.

Claro.

Pero lo piensa.

¿Tampoco nos van a dejar pensar?

Pan y frijoles, por favor.

¿Cuántos rebeldes hay?

¿Muchos?

Suficientes.

¿Suficientes para qué?

¿Para qué va a ser?

¿No quieres un cambio?

Sí.

¿Y entonces?

Se necesita valor para estar arriba.

No se trata de valor.

Se trata de no perder la esperanza.

Toma, está listo.

¿De verdad crees
que las cosas cambiarán?

Estás aquí.

Eso es un cambio, ¿verdad?

¡Qué forma de llover!

Bueno, me voy.

- Paso.
- Paso.

- Paso.
- Paso.

¡Lola!

Otro trago.

Habrá que aguantarlo después.

Dice tonterías cuando está borracho.

Que soy la mujer de su vida,
que me quiere.

- Envido.
- Quiero.

¿Te gusta?

Yo que sé.

Pero me gustan las cosas que me dice.

Santo Dios.

Una vez que tengo una buena mano.

Cuida ese estómago, ovejero.

Te enfermas muy fácil.

Me dejé llevar, sargento.

¡Me dejé llevar, las bolas!

Arreglaremos eso.

¡Teresa, saca un poco de aceite!

Déjelo, sargento.

Necesitan mano dura.

Si les dejas pasar una,
te pierden el respeto.

Sí, pero a este ritmo
nos quedaremos sin aceite.

Bueno para los negocios.
¿Cierto, Cosme?

Bueno para los negocios,
pero no para la gente del pueblo.

Ya veremos.

Toma. Bebe.

Todo.

¿A dónde vas?

Tu juego no ha terminado.

¿Lo ves?

Ahora sabes cómo calmarte.

¿Ves por qué elegí a Judas?

De esta manera evito el aceite
y las palizas.

Se la devolveré, lo juro.

No dejes que te afecte.

Solo quieren molestarnos.

No les daré con el gusto.

Déjalo en paz. Hablar es fácil.

Ponte en su lugar.

Lo que sea que hagan,
no me afectarán.

Seguro que no.

¡Maldito Judas!

Nunca me sacarán la sonrisa.

Cállate, o te la sacarán de inmediato.

Le gustas al chupatinta.

Te está mirando.

Le gustan todas.

¿Quién es?

El hijo del secretario.

Un aburrido.

Pasea en el coche de su padre
para verse bien.

Piensa que todas soñamos
con montar con él.

Manuel.

Me voy.

¿A dónde?

A ayudar a mi madre.

Hola.

Soy Alfredo.
¿Quieres ir a dar un paseo?

Siempre es así.

Si tienes suerte, te llevará al río
para acariciarte.

¿El ovejero hace eso?

¿Y tú qué haces?

¡Corro por mi vida!

Entonces no te gusta.

¿Qué sabes?

Si te gustara, lo aceptarías.

Eres descarada.

¿Por qué has vuelto?

La vida aquí es un infierno.

¿Dónde no lo es?

Madre está sola con cinco bocas
que alimentar.

No quería volver aquí,

pero no siempre tenemos otra opción.

¿Qué hace aquí?
Se va a resfriar.

¿A dónde van tan tarde?
¿Dónde está Manuel?

Entre, estar aquí no lo traerá antes.

Gracias.

Denunciaron a Manuel. Van a buscarlo.

¿Por qué nos cuentas?

Pensé que querrían saberlo.

¡Lucía!

¡Lucía!

¿Qué pasa?

¡Manuel!

¡La guardia viene a buscarte!

¡Por Dios!

¿Qué haces? Ya van a llegar.

Dale esto a Hilario.

Y avísale a Julia.

Es el contacto con las rebeldes.

¡Vete, ya!

¡Maldito Judas!

¿Dónde está el herrero?

No lo sé.

Lo estuve esperando. Ya me iba.

Cabo, registre todo.

El resto, vengan conmigo.

Están buscando en la casa,

pero él se fue al monte.

Pobre Rosario, de vuelta al cuartel.

¿Por qué?

¿Qué les importa?

Si no pueden encontrar
a quién quieren,

cualquier miembro de la familia
le servirá.

Manuel me dio esto para usted.

Espera.

Lo guardaré si quiere.

En casa de mi tío no van a buscar.

Mi padre hubiera hecho lo mismo.

No te metas en problemas.

Las ideas son para los soñadores,

no traen nada bueno.

A veces no necesitas ideas,

solo basta ver las cosas para saber
lo que tienes que hacer.

¿Qué vas a hacer?

¿Qué puedes hacer?

Toma.

Sube la radio.

Los gritos me ponen nervioso.

¡Lucía!

¡Lucía!

Tía.

Voy a lo de Lola.

¿Qué te han hecho?

- No.
- Soy yo, tu hermano.

Atraparon el contacto,

por eso buscaban a Manuel.

Hay que avisarles.

No te preocupes por eso.

¿Hay suficiente harina?

Eso creo.

Toma.

Y dile que no olvide de qué hablamos.

Paco, ¿recuerdas lo que dijo el tío?

Sí, quería que le trajera
un poco de aceite...

Consígueme una jarra
y pagaré la factura.

También están vigilando a Julia.

Olvídalo, subiré.

¿Estás loca?
¿Qué le dirás a tu tía?

No te preocupes, ya vuelvo.

Esta noche me quedaré en casa de Lola,
su madre está enferma.

Toma.

Si la patrulla te detiene,

diles que estás llevando medicamentos
a Genaro.

El viejo está un poco ido,
pero no te preocupes.

Ten cuidado.

Toma.

Hay que avisarles.

Ve al norte, yo visitaré a Genaro.

Estaré despierto esta noche.

Diles que cambien de área.

Si no estoy aquí cuando vengas,
aquí está la llave.

Te indico el camino.

Todavía te queda un trecho.

Tengo una carta de su hijo.

Vamos.

- ¿Escribió?
- Sí.

¿La lees?

"Queridos padres...

Espero que estas palabras
los encuentren bien a ambos.

¿Cómo están de salud?

¿Y el trabajo?

Sé que debe ser difícil manejar
la casa solo en esta época del año.

Solo desearía poder estar allí
para ayudar,

pero primero debemos poner fin

a la injusticia y la opresión."

Sí, hijo mío.

"Las cosas aquí no podrían
ser mejores.

París es nuestra, y los nazis
se están retirando en número.

Somos muchos españoles en el batallón.

Sabemos que si los aliados
derrotan al fascismo,

nuestra victoria estará
mucho más cerca.

Por eso luchamos junto a ellos."

Eso es.

"Sé que mi ausencia
les llena de tristeza,

pero no lloren ni sufran por mí.

Estoy bien.

Y lo que me da fuerzas
para seguir aquí,

tan lejos de ustedes,

es saber que estoy luchando
por un mundo mejor.

Saludos cariñosos de su hijo,

sé mucho los quiere y no los olvida.

Miguel."

No sabía que su hijo
había huido a Francia.

Sí.

Teníamos un hijo,
pero lo mataron en la guerra.

Están aquí.

Puedes quitar la lámpara.

¿Cuándo vamos a tomar el cuartel?

Pronto, no se preocupe.

¿Cómo están las cosas?

Bien.

Esta muchacha te estaba esperando.

Capturaron al contacto
y ha dado nombres.

Hay que avisarle a los demás.

Bien, bien.

He conseguido arroz.

Eres un tesoro, Juanita.

Estaríamos perdidos sin ti.

Es un invierno largo,
hay que aprovisionarse.

Esto es todo lo que pude traer.

Déjalos ahí.

¿Manuel está con ustedes?

Si sigues viniendo aquí,
cuanto menos sepas, mejor.

Este es "Turuta".

Ese es "Mateo", y yo soy "Antonio".

En el monte pierdes hasta tu nombre.

Es como un renacimiento, ¿entiendes?

Manuel.

Al fin estás aquí.

¿Cómo están las cosas en casa?

¿Los ha molestado la guardia?

No, nada serio.

"Herrero". Vamos, es tarde.

Avisa que papá está bien.

Pronto sabrán de él.

Manuel.

Que no te quiten la sonrisa.

¡Lucía!

¿Dónde has estado?

¡Qué susto!

¿Por qué está despierta tan tarde?

Pregunté dónde estabas.

Le dije que iba a casa de Lola.

¿Crees que soy tonta?

Vino ayer a casa a buscarte.

Le dije que no sabía dónde estabas
y estábamos preocupados.

Bueno, yo me voy.

¿Dónde estabas?

En el monte.

¿Por qué no me dijiste?

No quería preocuparla.

Prefiero que me mates del disgusto
que no saber dónde estás.

Eres igual que tu padre.

Detén esta locura, mientras puedas.

Alguien tiene que ayudarlos.

¿Pero por qué tú? ¿Por qué?

Viste a Manual, ¿verdad?

¿Lo amas?

Sí.

¿Estás segura?

Lo siento muy adentro, tía.

¿Por qué las mujeres
siempre sufrimos más?

VERANO 1946

Cantemos al amor

de los amores...

Cantemos

al Señor...

Dios está aquí...

Vengan, adoradores,

adoremos

a Cristo redentor...

Gloria a Jesucristo...

¡Todos quietos!

¡Que no se mueva nadie!

¡Quietos!

¿A dónde vas? Atrás.

Al rincón.

Siéntate.

¿Cuántos hay en el cuartel?

¿Cuántos?

Dos o tres, haciendo guardia.

No me gustan los que hablan
sin que les pregunten.

Vámonos.

Tú también.

Padre.

Déjenme ir.

- Mi esposo está en el cuartel.
- Quédate aquí.

Siéntate.

Si el sargento se comporta,
estará bien.

- ¿Lo ves?
- No.

¡Manuel!

Mi padre ha ido a tu casa.

No pude detenerlo.

¡Mi Dios!

Ve con ella. Nos vemos luego.

Hola, Matías.

¿Cómo estás, Teresa?

¿Qué haces aquí?

Tenía que hablar con tu esposo.

Ahora me gusta hablar con él.

Nos entendimos, ¿verdad?

Las cosas cambian, ¿ves?
La última vez que nos vimos...

Eso ya pasó, Matías.

¿Para qué mencionar viejas heridas?

¡Para que se cierren!

Claro.

¿Estás dispuesto a enfrentarlos?

Los colgaremos a todos por las bolas.

¡Bastardos franquistas!

¿Qué pasa?

¿Dónde están el sargento
y los guardias?

Encerrados en el cuartel.
Han tomado el pueblo.

Dame la pistola.

¿Estás loco?

Te atraparán.

¡Dámela!

¿Nadie se enfrentará
a estos bastardos?

- ¿Estás bien?
- Lo matarán.

No te preocupes, hablaré con Matías.

Hay que castigarlos.

No podemos tener torturadores
y soplones paseando por el pueblo.

Para ustedes es fácil
castigar a los demás.

Tú desapareces después.

¿Y nosotras qué?

¿Qué será de nosotras cuando se vayan?

Si reciben un castigo,
no se atreverán a tocarlas.

Estás perdiendo el norte, Matías.

No puedes castigar a todos.

Ya veremos.

Tenemos que convencer a la gente.

No intimidarlos como los fascistas.

¿Le has estado dando lecciones?

No me vengan con esa basura.

La guerra es la guerra,
se hace lo que hay que hacer.

¿Y qué hay que hacer?

Vencer.

Estamos aquí para vencer,
para eso hay que destruir al enemigo.

Enséñale esa lección.

Basta ya, Hilario tiene razón.

Ya conoces los estatutos,
no podemos...

¡Al diablo con los estatutos!

Padre...

Mira, Matías, ahora somos un ejército
y yo estoy a cargo.

Así que escucha y obedece
o vete de aquí.

¿Está claro?

Entonces, vamos.

Me quedaré un rato.

¿Cuándo comienzan los juicios?

Ahora mismo.

Le diré a mi tía
para que no se preocupe.

¿Qué pasa?

¿Estás bien?

Sí.

¿Y tú?

A veces sí, por lo general no.

¡Maldito Judas! ¿Qué esperas?

Lo peor no es el hambre ni el frío,

ni siquiera la muerte...

Lo peor es no poder verte.

Estás más flaco.

Y tú estás más bonita.

- ¡Muerte a los fascistas!
- ¡Viva la república!

¡Viva!

- ¡Viva la lucha del pueblo!
- ¡Viva!

Míralos, se creen héroes.

Los pobres ilusos piensan
que van a arreglar el mundo.

Me recuerdan a tu padre.

Es como estar viéndolo,

paseando felizmente.

Y gritaba: "¡La tierra para quienes
la trabajan!".

¿Y qué consiguió?

Que al día siguiente
le pegaran dos tiros.

Eso es lo que consiguió.

La muerte.

Nos dejó su honradez.

¿Le parece poco?

¿Y de qué ha servido?

- Para llevar la cabeza en alto.
- Sí.

Y los estómagos vacíos.

Para, Teresa. No tienes razón.

¿Y tú sí?

Dicen: "En la guerra y en el amor,
quien gana, tiene razón".

¿A qué viene eso?

¿Conoces algún perdedor
que tenga razón?

Van a ejecutar al sargento
y al hijo de Pilar.

¿De qué lo acusaron?

De que sopló a dos simpatizantes
y los mató.

Claro.

Manuel está de guardia, ve con él.

¿Crees que estas muertes
servirán de algo?

Claro.

La gente se une a la causa.

Más y más cada día.

Incluso desde Francia.

Y ahora tenemos armas y planes.

¿Planes?

Sí, para reunir y atacar.

Guerra de nuevo.

No te preocupes, no durará mucho.

¿Quién podría saber eso?

Lo saben.

No entiendo esto,
pero hay gente que sí.

Lo que faltaba.

Cállense.

Cállense.

Más noticias de España.

En una operación arriesgada

que confirma su fuerza

y su creciente apoyo público
contra el fascismo,

las heroicas guerrillas españolas
tomaron el control, en un día,

de treinta pueblos diferentes
en toda España.

Los días de Franco y sus seguidores
tienen los días contados.

Dile a Cosme
que puede dormir tranquilo.

Puedes ver que somos inofensivos.

Somos más como monjes todos los días.

Nuestras canciones,

nuestras oraciones, nuestras reglas...

Terminaremos formando
una congregación.

Hasta tenemos nuestros propios santos.

- Camarada Stalin...
- Deja de beber, dices tonterías.

Tú qué sabes.

¡No he subido al monte
solo para recibir órdenes!

Paco, ¿te vas a quedar aquí?

Sí, claro.

Prepárale una habitación.

¡Manuel!

¡La Guardia Civil!

Vienen camiones con guardias.

¿Cuántos camiones?

Al menos tres.

¡Al monte, rápido!

¡Al monte!

¡Vamos!

¡Rápido!

Manuel.

¡Rápido, todos!

Rodeen el pueblo. Cinco de ese lado.

Cinco abajo y cinco por allá.

Busquen en todas partes, vamos.

Dos por allí, rápido.

¿Dónde están?

No es asunto mío.

Mi trabajo es atender la tienda.

¡Busquen en las casas!
¡Saquen a la gente!

Están todos aquí.

Saca a los colaboradores.

No pudimos ver, estuvimos encerrados
todo el tiempo.

¿Quiénes fueron?

¿Nadie vio nada?

Yo lo sé, teniente.

Señálalos.

Estaba escondido en una casa.

¿Quién es?

Uno de los rebeldes.

¡Se iba a entregar, teniente!

Es mi esposo.

¡Fusílala!

A partir de ahora, cualquier
colaboración con los rebeldes

será considerada
como un acto de rebelión

y será castigado como tal.

En cambio,

quienes faciliten la captura

de delincuentes serán recompensados

y se tomará en cuenta su ayuda.

Cabo, haga una lista de nombres.

Empezaremos a llamarlos.

Este es el peor de toda la familia.

Enséñeles una lección de una vez.

Déjemelo a mí.

No se preocupes.
No lo volverán a molestar.

Avíseme si necesitas algo.

Igualmente, teniente.

Quedo a su disposición.

Te va a hacer mal.

¿Qué demonios me importa?

¡Hilario!

¿A dónde van?

El teniente quiere a Juan.

¿Para qué?

No lo sé.

Vete a casa o te llamarán también.

Los esperaré aquí.

- ¿A dónde van?
- Nos llamaron.

Entren.

Todos los días después de la escuela
cavas un rato.

El agujero debe estar listo
cuando atrapemos a tu padre.

Y no tardará en caer.

Esto no puede seguir así.

¿Qué piensas hacer?

¿Irte al monte?

Vete a casa, tu madre se preocupará.

Dile que ya voy.

La molestará verte así,

es un desastre nervioso.

Será mejor que no te vea
por unos días.

Si quieres, te prepararé
una habitación abajo.

Lucía.

¿Vienes conmigo?

Vete si quieres, hija.

Si serán oportunos.

Ya es igual que antes.

¿De qué hablas?

De tu tía y don Hilario.

Después de que comenzó la guerra,
se mudaron juntos.

¿Mi tía y don Hilario?

Sí. ¿Quién crees que los denunció?

Cosme se aseguró de que lo encerraran.

Pero...

Siempre estaban juntos.

Cosme regresó de la guerra herido
y lleno de medallas.

Fue fácil para él arreglarlo.

También denunció a mi padre.

Por eso el otro día...

Están juntos otra vez.

Hilario se quedó en su casa.

- Necesita estar tranquilo.
- ¿Él está bien?

Está bien, madre.

Fue una paliza, pero nada serio.

Gracias a Dios, estaba preocupada.

Vamos a la cama.

Debemos hacer algo,
nos están provocando.

Ni que fuera tan fácil...

Tengo todo pensado.

Si los rebeldes están de acuerdo,
no puede fallar.

Ya voy.

¿Por qué no te casaste con él?

¿Quién sabe por qué hacemos cosas
que no deberíamos?

Las cosas suceden
y simplemente te dejas llevar,

a veces por miedo, otras...

Yo qué sé.

Apenas vi Manual. ¿Cómo está él?

Él dice que está bien,
pero no es feliz.

¿Por qué no te escapas con él?

¡Teresa!

¡Teresa!

Yo voy.

Si les da un nombre más,

uno solo,

juro que cerraré su boca para siempre.

¿Le pones vino?

Mi esposo hace lo que le mandan.

No es su culpa, solo obedece órdenes.

¿Crees que no estoy harta?

Siempre angustiada,
esperando que vuelva...

o que me lo traigan.

Otras no pueden esperar ni eso.

Sabes que Tomás no está por gusto.

Entonces vuelvan al pueblo.

¿Y de qué vamos a vivir?

De lo que vive la gente decente.

De su trabajo, sin matar a otros.

¡Se lo buscan!

No se puede andar escurriéndose,
hay que respetar las leyes.

¿Las leyes de quién?

¿De los fascistas? ¿Los ricos?

Solo digo que hay que respetar
las leyes.

¿Y a nosotras quién nos respeta?

Dame también harina.

¿A dónde vas?

A llevar un pedido
a la casa de Genaro.

El mejor día para actuar
es el domingo, es un feriado local.

A las nueve estaremos allí.
Si no apareces, nos iremos.

Ha escrito mi hijo.

La guerra en Francia ha terminado.

Quiere venir a ayudarnos.

Estará aquí pronto, ya lo verás.

Cuando llegue, tomaremos el cuartel

para arruinar a esos bastardos.

Ten, ha llegado esto.

Es la misma vieja historia.

Desde un escritorio es fácil decir
qué se debe hacer.

¿Por qué no vienen aquí
y ven la maldita verdad?

Por eso estamos aquí.

Empaca y ponte en marcha.

Lleva las provisiones al campamento
y espera allí.

Regresaré en dos días.

¿Tú vienes o no?

- ¿Herrero no está con ustedes?
- Sí.

¿Dónde está?

Lucía.

¿Qué dijeron?

Les parece bien.

Bajarán el domingo.

Se va a enterar ese.

¿Qué te pasa?

Nada.

¿Estás bien?

Sí.

Me gustaría ver las fiestas en Bolina.

- Escuché que son divertidas.
- Si quiere, vamos.

Si fuera tan fácil...

Tomaremos el coche de mi papá.

- No lo sé.
- Vamos.

Nos vemos en la casa del ermitaño,
no quiero que mi tía lo sepa.

Dame cinco minutos.

Tía, subo a casa, no me siento bien.

¡Muerte a los soplones!

¡Muéstrense, bastardos!

Viene un coche.

¡Ponerse a cubierto!

- ¿Que pasó?
- Es el coche de Alfredo.

- Vamos.
- Ayúdame a sacarlo.

Hilario.

Tengo que ir al cuartel más tarde.

El oficial me dijo.

De una forma u otra,
nos enterrarán vivos.

Vamos a casa.

¿Dónde dejo esto?

Atrás.

Ve a buscar al teniente.

Dile que lo llama mi esposo.

¿Para qué?

Ve, tráelo.

Esa es mi decisión.

Estas personas necesitan mano dura,

usted mismo lo dijo.

Sí, teniente, pero...

La mujer está enferma y...

muy nerviosa.

No me importa.
Nadie en la lista se va a liberar.

Sin excepciones.

No digo que no cumpla con su deber.

Si tiene que ir al cuartel, que vaya.

Pero no la lastime.
Asústela, nada más.

¿Por qué?

Debe tener una buena razón
para pedirme eso.

No importa.

Es un favor personal,

entre usted y yo. ¿Me entiende?

Si es un favor personal, lo haré.

Pero recuerde, no estamos aquí
por capricho,

sino para mantener el orden.

¿Cómo ha conseguido...?

Debería preocuparse más
por las compañías

de su esposa y su sobrina.

Escuché que no son
las más convenientes.

Hola.

¿Dónde está tu madre?

El teniente dijo que no le harán nada,
es visita de rutina.

Vamos a decirle.

¡Madre!

¡Tía!

¡Tía!

Por Dios, ¿qué pasó?

Se ha vuelto loco, tía.

Dile que se vaya a casa.

¿A dónde vas?

¿A dónde vas?

Hilario, ¿a dónde vas?

¡Teniente!

¿Qué quieres?

La llamó, ¡aquí está!

¡Mátanos a todos
y terminemos con esto!

Aquí no se puede estar, ya lo saben.

Vete a casa.

Vamos, Hilario.

Vámonos.

Manuel.

Tu madre ha muerto.

¿Qué pasó?

¿Valen la pena tantas muertes?

Yo qué sé.

¿Hay alguna otra manera?

Debe haber, Manuel.

Debe haber.

No subiste al monte para esto.

¡Maldito Judas! Ya lo sé.

Pero así son las cosas.
No siempre son como queremos.

Nuestra causa es justa, ¿no?

La causa, sí.

¿Pero lo que hacemos lo es?

¿Qué quieres decir?

Nada.

No quiero que pierdas tu sonrisa.

Tendrían que romperme la cara.

Qué ganas tenía de verte.

Cuando estoy contigo,
olvido toda esta pesadilla.

¿Está Lola?

Fue a buscar a Juan.

No volveré a lo de Genaro.

Estoy harta de los rebeldes...

de todo.

La gente comete errores, Lucía.

Son las ideas que defienden
lo que importa.

Estoy embarazada.

Regresa con tu madre.

Lo descubrirán.
Estarás más segura en la ciudad.

- ¿Y Manuel?
- No te preocupes.

Él lo entenderá,
es lo mejor para todos.

¿Tu tía lo sabe?

Tienes que decirle.

Todo estará bien, ya verás.

Lola lo hizo.

- Tenía que traer algo.
- Gracias.

No los encontraba.

¿Qué haces tú aquí?

Manuel.

¿Qué te pasa?

Papá está muerto.

¿Cómo?

Fue con otro a hacer un contacto.

El otro hombre volvió solo.

Dijo que se cayó de un barranco.

¿Qué quieres decir?

No lo sé.

Hace tiempo que no caía bien.

Desobedeció las órdenes.
Desafió a los jefes.

No lo sé.

Vámonos, Manuel.

Esto es una locura.

Sé que cometemos errores,

pero hay que seguir.

Sabes que debemos hacerlo.

Además, si abandono ahora,

¿qué le dirás a nuestro hijo
cuando crezca?

Maldito Judas...

Voy a ser padre.

Cuídate.

Cuídate mucho.

INVIERNO 1958

¿Por qué volviste?

Para verlo a usted, no.

Mi sobrina puede venir cuando quiera.

Baja a atener, ahora voy.

Luego nos vemos.

¿Qué le pasa a Lola?

No lo sé.

No puedo decirte qué hacer, pero...

tu tío tiene razón.

¿Por qué has vuelto?

Tenía que hacerlo, tía.

Es algo que sentí por dentro.

Ahora este pueblo
es como un cementerio.

Ni siquiera puedes salir por la noche.

Todos tienen miedo.

¿Y Don Hilario?

No lo encontrarán aquí.

Escapó cuando fueron por él.

Piensan que está en el monte.

Hilario.

Hilario.

En mayo cumplió el año.

Parece contenta.

Sí. Es igual a Manuel.

¿Cómo lo tomó tu madre?

Mal.

Apenas me habla.

A la niña, sí, pero a mí nada.

Tengo que ver a Manuel.

Lola debe saber cómo encontrarlo.

No lo sé.

No ha sido la misma
desde que mataron al ovejero.

Lo llevaron al cuartel.

Y luego lo subieron al monte
para mostrar el camino al campamento.

Lo usaron como escudo.
Fue el primero en caer.

¿Y tú cómo estás?

Eso no importa.

¿Sabes algo de Manuel?

Todo ha cambiado.

No queda nada.

Para mí están todos muertos.

¿Puedo llevarme la bicicleta?

No pienses que soy una cobarde.

Solo quiero vivir, nada más.

¿A dónde vas?

¡Tomás!

¿La conoces?

Es la sobrina de Don Cosme.

¿Qué haces aquí?

Es peligroso andar por el monte.

Voy a visitar a Genaro.

Date prisa.

Y no andes sola por estos bosques.

Ahora los guardias se disfrazan
de rebeldes.

No puedes confiar en nadie,
incluso en los que conoces.

Como registraron la casa
y nos llevaron al cuartel,

ya no vienen.

Hace tiempo que no vemos a ninguno.

Hola, Genaro. ¿Cómo está?

¿Ha escrito Miguel?

No lo sé.

Hace tiempo que no escribe.

No se preocupe.

Pronto tendrá noticias.

¿Les gustan estas botas?

Tengo más.

¿Qué te parece?

No está mal. ¿Qué hay de esas?

A algunas personas les va bien.

¿A ti cómo te va?

Una se acostumbra a todo.

Sí.

A todo lo que otros quieren.

A veces es mejor que nada.

¿Eso crees?

¿Qué haces?

Cuando las cosas están tranquilas

les dejo comida en el lavadero.

¿Tú?

Morir por ideales es una estupidez.

Pero morir de hambre es inhumano.

Puedes ponerle una nota a Manuel.

No vine a ponerle una nota.

Vine a verlo.

No compliques más las cosas.

Antonio.

¿Qué haces aquí?

Te podríamos haber disparado.

Tengo que ver a Manuel.

Se lo diré.

Subiré con ustedes.

¡No molestes! Es una imprudencia,
y no puede ser.

No me importa si puede ser o no.

¡Herrero!

¡Herrero!

¿Qué?

Se va al amanecer.

¿Qué haces aquí?

¡Manuel!

Esto no tiene futuro, Manuel

Ningún país ayudará,
están haciendo tratos con Franco.

Pensamos que la gente
apoyaría nuestra causa.

Pero nos tienen más miedo
que a los fascistas.

Aquí ya no tienen nada.

Sí, dijeron que debemos irnos.

Tengo papeles para que cruces
la frontera francesa.

Yo iré después con la niña.

No puedo dejarlos.

Nos necesitamos ahora más que nunca.

¿Necesitarlos para qué?

¿Yo no te necesito?

Y yo a ti y a la niña...

¿Y entonces?

¡Maldito Judas!
Debo pelear por nuestro futuro.

- ¿Qué pasa?
- No lo sé.

El resto se escapó,
pero capturamos a este.

¿Por qué lo trajiste aquí?

¡Vamos!

Este lugar se llenará de guardias.

Vamos, vamos.

¡Vamos, rápido!

¿Qué puedo hacer ahora?

Mantener la ilusión,
es lo único que nos queda.

¿Ilusión en qué?

Eso es engañarse y lo sabe.

Esto también.

Pero mantiene vivo a Genaro.

¿Quieres que la rompa?

Han estado yendo y viniendo
todo el día.

¿Qué estará pasando?

¡Registren la casa!

¿Por qué? ¿Qué pasa?

Estaba en el ático.

Nuestra fuente tenía razón.

Me tendré que llevar
a su esposa también.

Haga lo que tiene que hacer, teniente.

Lo que sea necesario.

Ella no tiene nada que ver con esto.

Vamos.

¿Quién nos entregó?

No importa.

No te preocupes por eso.

¡Teniente!

Atrapamos dos más.

Llévalos abajo.

Voy a hacerles una propuesta.

Si me dan más nombres,
ahorraremos tiempo...

y podrán reducir su condena.

Si no,

hay otros procedimientos
que no me gustaría emplear...

Ustedes eligen.

¡Sargento!

¡Quieto!

¡Guardia! ¡Guardia!

¡Detente! ¡Detente!

¿Qué fue eso?

No pasa nada.
Ustedes dos vengan conmigo.

Vamos, adentro.

Espera aquí.

Manuel.

¿Qué haces tú aquí?

¿Qué te han hecho?

Maldito Judas...

Sigo sonriendo.

¿Ves?

Salgan.

¿Van a colaborar?

Si supiera algún nombre
no se lo diría.

Llévalos a dar un paseo.

¡Vamos, camina!

Tú quédate aquí.

Puedes irte.

¿Me escuchaste? ¡Vete!

"París, 28 de noviembre de 1948

Queridos padres, espero
que estas líneas los encuentren bien."

Juan, ¿me haces un favor?

Llévasela a Genaro, ¿sí?

Me pregunto quién podría
haber entregado

a Don Hilario y mi tía.

¿No te lo preguntas?

¿Para qué?

Para saberlo.

Siempre me preguntaré si fuiste tú.

Si te dijera que no lo hice,

¿qué cambiaría?

La esposa de Genaro me preguntó
si habría más cartas.

Si te las envío, ¿se las subirás?

Sí.

"En los tiempos sombríos,
¿se cantará también?

También se cantará sobre
los tiempos sombríos"(Bertolt Brecht)